domingo, 26 de febrero de 2012

El señor "ese"


Alguien cercano me dijo una vez que tengo suerte de encontrarme a los seres que ponen en mi camino. “Tienes unas experiencias extraordinarias que no les vienen dadas a todos los seres humanos, aprovéchalas y aprende de ellas todo lo que puedas, eres una persona afortunada”.....
Y se me quedó enquistada en el alma esa frase que vuelve a mi cabeza cada vez que me sucede algo que considero ,cuanto menos, inusual.....
Lo veo una vez al año por motivos profesionales y hoy ha tocado. Me asquea mirarle a la cara, tengo el defecto de ver en el abismo de sus ojos los rostros de todos aquéllos que lleva colgando de su alma. Una mezcla de odio, nerviosismo y vergüenza ajena se adueña de mis arterias cada vez que lo tengo delante. Al principio le hablaba con más miedo que respeto. Me imponía su estatura, su violencia verbal y la ira que anida en lo más profundo del azul de sus ojos marchitos.  Pero los años de conocimiento han dado paso al valor y al desprecio.....
-Buenos días Belén, vengo arrastrándome por las escaleras, estoy malo, me han dado tres infartos.....
-¡Usted es malo que no es lo mismo Sr. S! ¿Verdad? –respondo con desdén-.....
-Ay que ver como me tratas mujer! Mírame, estoy viejo, cansado, soy un señor mayor y ya casi no puedo valerme sólo.....
Se hace un silencio, mis ojos de animal triste chocan con el filo del hielo de los suyos. Y ninguno de los dos baja la mirada, ninguno cede en una batalla tan abstracta como antigua.....
-       Vengo a que me hagas este trámite…-coloca los documentos sobre la mesa—....
Los reviso, a pesar de que sé vienen en perfecto orden y le doy el precio.....
-Eres una ladrona Belén. –Y se ríe en abierta provocación-.....
-Usted es más que eso, reside en mi país pero dice no ser residente y no paga impuestos. ¿Quién es más ladrón de los dos?....
-Tienes cojones niña, nadie me habla como tu lo haces.....
Y siento que el viejo sabe, es que me siento acojonada y armada con un par de cojones a partes iguales.....
-¿Bueno entonces lo hacemos o no? – le interrogo impaciente-.....
-Si, si, siempre me haces los papeles y no sé porque vuelvo con lo mal que me hablas, hay cientos de personas que hacen lo mismo. –Su voz suena metálica, por fría y por dura-.....
-Si, es verdad, pero usted sabe que ya no le queda mucho y viene aquí a que yo le redima a pesar de que sabe que ya no tiene redención. –Me levanto a fotocopiar una documentación-.....
-Llevas las mismas botas que yo llevaba en la guerra.....
-Pero seguro que hubiéramos actuado de forma muy distinta Sr. S.....
-Si yo tuviera cuarenta años menos te convencería de que no soy tan perro como tu piensas.....
Y me vuelvo incrédula…¿Me está cortejando?....
-Si usted tuviera cuarenta años menos seria igual que ahora pero más despreciable, más animal y más cruel, no estaría doblegado por los años. –Y se me seca la garganta como el esparto, me arañan las palabras que acabo de pronunciar-.....
-Si yo fuera más joven querida Belén seguramente te hubiera dado dos tiros, que ese carácter de mierda que tienes, no se puede enderezar.....
-No es la primera vez que me amenaza y no tengo ninguna duda de que lo llevaría a cabo, pero para su desgracia hoy no va a ser. Sr. S la dignidad no se doblega, eso debería haberlo aprendido usted a estas alturas. Puedo ver en sus arrugas el fondo de su alma, aunque no le guste.....
El viejo se calla, paga, se levanta y va hacia la puerta. Se vuelve y me mira con odio infinito.....
-Eres una mujer valiente pero vehemente, me retas porque te sabes segura…...
Y se va. Y me pregunto si le retaría en su terreno. Y no tardo mucho en contestarme, si, soy vehemente y seguro que yo hubiera formado parte de esos cientos de seres a los que sesgó.  ....
Busco compasión en mi interior, pero para él no la hallo. La guardo para quien la pide y la merece y el Sr. S, ni lo uno ni lo otro.....
Al guardar los documentos me encuentro un billete de cien euros de más. Su “propina”, no sé bien pagando qué. Y como otros años la cambio en la Notaría de arriba en billetes de 20  y dedico la tarde a repartir el dinero. (Ahora me resulta tremendamente fácil encontrar destinatarios en cada esquina, por desgracia).....
Ninguno de mis compañeros quiere tratar con ese monstruo y yo lo desafío cada año. Quizás esté loca, pero esta locura es lo que me mantiene cuerda para poder seguir serena detrás de la mesa y no saltar sobre él a sacarle los ojos. ....

Y el viejo, por desgracia, volverá el año que viene, a buscar a quien tiene los arrestos de decirle el desprecio que siente por un capitán cabrón de las SS…

Nota: Reescribo esto porque hace dos años que no viene y ahora en el 2012 tengo la certeza de que ya no volverá. Y aún así, el frío de sus ojos cargados de sangre y muerte sigue clavado en los míos, como si volviera a entrar en cualquier momento.